Una de las gestoras culturales más activas de la ciudad, que deja la vida tras la realización de cada evento, accedió a una entrevista con Mirador Provincial para contar cómo llegó a la ciudad, sus primeros pasos, su tiempo libre para escribir poesía y el modus operandi del complejo sistema de gestión, de ciclos, festivales y presentaciones literarias.
22-11-2022 | 16:29
AddThis Sharing Buttons
Share to TwitterShare to LinkedInShare to WhatsAppShare to Copy Link
Pablo Bigliardi
No fue fácil para Alejandra Méndez explicarles a sus padres en qué consistía una carrera humanística cuando vino a Rosario a estudiar Psicología desde San Cristóbal, en el año 1997. La resolución de la hija doctora colmaba las expectativas y la preocupación de la salida laboral, de abrirse camino en la ciudad como psicóloga, serían problemas difíciles de resolver en el concepto de los padres, en especial cuando en el pueblo se debe contestar a qué se dedica la hija, ¿Gestora Cultural? ¿Qué es eso?
-Me gustaba esa idea de la psicología para comprender la conducta humana por mis propias historias de vida, pero en el fondo buscaba una carrera que me involucrara en lo cultural.
Pasó su niñez y adolescencia armando grupos y formando parte de la acción actoral o poética de su ciudad natal. En la secundaria, cuando se hacían competencias deportivas o artísticas, ella participaría de la organización minuciosa en cada acto o escenario.
En la época de la primaria estaba metida en el grupo de pintura, en el coro, en teatro, siempre trabajando en las organizaciones. Jugaba a hacer concursos de canto y armaba el jurado, la coreografía o el vestuario ubicándome siempre detrás de escena. Solía pasar meses organizando eventos con las chicas del barrio, en el patio de mi casa. Armaba un show articulando cada parte e invitábamos a las madres para que vieran el espectáculo. Yo dirigía y presentaba, pero no quería ser la protagonista, sólo organizar; muy de capricorniana. Me di cuenta de que había nacido para esto cuando sentí la pasión y el disfrute en el uso de las agendas por ejemplo, es algo que me encanta, las colecciono, las lleno y disfruto de tener algo para organizar. Ahora continúo con esa especie de juego bajo la responsabilidad de adulta. Siempre me río de esas anécdotas, de cuando preparaba hasta los caramelos en un platito, ese tipo de pormenores de un evento completo que servía incluso para que mi madre y vecinas socializaran o chusmearan sobre los aconteceres del barrio.
El resto de la nota en el link: https://www.miradorprovincial.com/index.php/id_um/358290-charlas-con-ale-cultura.html