En REM, su último trabajo que agrupa treinta cuentos, el narrador y peluquero de oficio Pablo Bigliardi da una nueva muestra de su singular imaginación Lisandro González Por Lisandro González
Además de ser el nombre de una de las bandas más importantes y disfrutables del rock norteamericano alternativo, REM es la sigla que identifica a la etapa del dormir (Rapid Eye Movement –movimiento rápido de ojo–) donde suceden los sueños más intensos. Y también es el título de un libro de cuentos del narrador y peluquero Pablo Bigliardi. La referencia a su profesión no es un mero detalle anecdótico, ya que hay una suerte de integración entre sus dos actividades, al punto que los relatos de Al pie del sillón (2019) se desarrollan precisamente en su peluquería –y, de hecho, hay menciones concretas también en REM. El autor ha publicado asimismo las novelas Determinación (2013) y El santo de Saco Viejo (2015).
Comenzando con una puerta que cobra vida y quiere cambiar su destino de puerta, y finalizando con una trama que se vincula a lo más sombrío de nuestro pasado reciente, manteniendo una prosa precisa y tensa en la que predomina el relato en primera persona y de la que no está excluido el humor (negro muchas veces), treinta son los cuentos que conforman REM, los que se dividen en dos partes, A.M. y P. M.
Si bien todo el libro estaría nutrido por la materia de los sueños, en la primera sección predominaría lo más –a priori– propiamente onírico, donde se abordan paisajes de la literatura fantástica o hasta de horror, virando hasta lo pesadillesco e incluso lo absurdo. Escenarios de extrañamiento o posapocalípticos –y hasta fantasmales–, pero siempre con algún pie en la realidad, donde se da cita una invasión de serpientes conjurada junto a una araña heredera del imaginario de Horacio Quiroga, como también un personaje al que se le ha extraído el hígado y busca quien lo sane con otro que obsesivamente recorre las calles en busca de monedas hasta que comienza a encontrar relojes de oro.
En la segunda parte, los cuentos se acercan un poco más al realismo. Historias vinculadas al fútbol, otras con coordenadas geográficas e históricas propias de la biografía del autor –oriundo de San Antonio Oeste (Río Negro), si bien radicado en Rosario desde 1991– y un paisaje de mar, donde aparece también la cuestión de la creación y de la aventura (o desventura) editorial. Allí ironiza acerca de los escritores, con palabras repetidas como “chasquear” y “acaso”, o la tristísima “epifanía”, entre “otras cien más que tenía registradas en un archivo”, y también de los poetas con las clásicas “horadar” y “parir”.
De este modo, los matices y diferentes tonos no impiden que esta colección de cuentos encuentre una personalidad y unidad propias, donde el vigor y la riqueza de los textos atisban ese espacio entreabierto entre la vigilia y el sueño.